top of page
Irene_Hamaca_28_edited.jpg

Bienvenid@

Aquí te cuento el origen de este espacio: mi camino, mi misión, mi forma de entender el bienestar.

¿Quién soy?

Soy Ire, una persona activa que intenta vivir con intención, con movimiento y con una mirada interior que me acompaña desde siempre. Mi fe forma parte de mi forma de entender el mundo: me recuerda que hay luz en lo sencillo, sentido en lo cotidiano y propósito incluso en los días que cuestan más.
No busco la perfección; busco vivir en coherencia.

Entre el deporte, la naturaleza y esa brújula interior que me sostiene, he aprendido a escuchar el cuerpo y también el alma. Y de ese camino nace lo que hoy comparto aquí.

IMG_7219.jpeg

Mi estilo de vida activo

Mi vida se mueve entre el gym, la escalada, el senderismo, el mar y esos momentos de pausa donde me tomo el tiempo para respirar profundo. Entrenar me conecta con mi cuerpo; mi fe me conecta con mi interior.
Ambas cosas juntas me enseñaron que el bienestar no está solo en moverse, sino en moverse con sentido.

Un estilo de vida activo no significa ir rápido, sino aprender cuándo avanzar, cuándo descansar y cuándo simplemente contemplar. Y esa escucha física y espiritual es parte esencial de mi forma de vivir.

¿Por qué este blog?

Este blog nació de la necesidad de un espacio honesto: un lugar donde pudiera unir movimiento, bienestar y esa mirada interior que me ayuda a encontrar equilibrio.
No encontraba sitios que hablasen de autocuidado sin prisas, de deporte sin exigencia y de vida real sin artificios.
Así que decidí crearlo.

Aquí se une lo físico, lo emocional y lo espiritual sin imposiciones, sin etiquetas solo como parte de un camino que me sostiene y que quiero compartir con quien también busca vivir de forma más consciente.

¿Qué encontrarás por aquí?

Encontrarás prácticas para el cuerpo, calma para la mente y espacio para aquello que alimenta el interior. Rutinas post-entreno, hábitos que suman, reflexiones que invitan a parar, y contenido que acompaña sin presionar.

Este no es un blog de fórmulas perfectas, sino de vida real: deporte, bienestar, recuperación, equilibrio y esa pequeña chispa de fe que me ayuda a vivir con más profundidad.

Mi historia

A lo largo de mi vida he pasado por momentos que me han enseñado a escucharme de otra manera. Soy hipoacúsica bilateral mixta y, desde pequeña, he vivido diferentes intervenciones de oído que formaron parte de mi camino.
Esas operaciones y todo lo que implican dejaron también su huella en mis nervios faciales y en la sensibilidad de ciertas zonas de mi rostro. Nada dramático, nada que me defina, pero sí algo que me invitó a mirarme con más respeto y más consciencia.

Mi fe ha sido siempre el hilo silencioso que sostuvo ese proceso. No como un adorno, sino como un lugar interior donde aprendí a aceptar, a confiar y a entender que cada etapa tiene un propósito.
Ese enfoque espiritual me enseñó a no pelear contra lo que soy, sino a vivir desde la gratitud, desde la calma y desde la certeza de que el cuerpo también es un maestro.

No necesito ocultar mi historia, pero tampoco convertirla en un centro. Simplemente ha sido parte del camino que me llevó a buscar hábitos más amables, productos que respetaran, rutinas que acompañaran, y una vida más coherente con lo que siento y lo que creo.

Mi transición hacia los hábitos naturales

Mi transición no fue un salto, sino una suma de pequeños gestos.
Aprendí que lo natural no es una moda, sino un retorno a lo esencial: entrenar con intención, descansar sin culpa, agradecer más y elegir productos que respeten tanto como acompañan.

Mi fe también me llevó hacia esa sencillez: hacia valorar lo que nutre sin ruido, lo que aporta sin invadir. Hábitos que hacen bien sin necesidad de ser complicados.

Mi experiencia con cosmética fresca

Descubrí la cosmética fresca en un momento en que buscaba algo más coherente con mi estilo de vida.

Encontré texturas ligeras, ingredientes limpios y productos que acompañan en lugar de saturar. Por eso lo comparto aquí: porque se integra con mi forma de vivir, con mi ritmo y con mi búsqueda de honestidad.

Mi búsqueda de sentido

Mi vida gira alrededor de encontrar equilibrio: entre esfuerzo y descanso, deporte y recuperación, silencio y movimiento, cuerpo y espíritu. Para mí, el equilibrio no es un destino, sino un diálogo continuo entre lo que hago y lo que siento. Entre lo que me impulsa por fuera y lo que me sostiene por dentro.

Ese “dentro” tiene mucho que ver con mi fe.
No como algo que se impone, sino como un centro silencioso que me recuerda volver a lo esencial cuando todo va demasiado rápido. Es ese lugar interior que me da perspectiva, que me invita a mirar con más humanidad y a vivir con más sentido.

Esa misma fe es la que me lleva a colaborar en mi parroquia creando contenido que acompaña a otros a acercarse a Dios desde la calma y la vida real. No desde el ruido, sino desde la cercanía.
Siempre he sentido que comunicar también es cuidar, y por eso mi trabajo como Community Manager, mi formación como Técnica de Integración Social y mis estudios en Educación Social forman parte de esta misma misión: acompañar con respeto, con intención y con presencia.

Esa doble vocación me enseñó que comunicar no es vender, es comprender. No es convencer, es escuchar. No es empujar, es ayudar a que cada persona encuentre lo que realmente busca, lo que necesita, lo que le hace bien.

Por eso este espacio no nació para ofrecer soluciones rápidas, sino para compartir un camino.

Porque al final, el bienestar es eso:
una búsqueda diaria de un punto medio donde todo lo que vives, lo que crees, lo que haces y lo que sueñas pueda encontrar su lugar.

Mi filosofía

Creo en un bienestar que no exige, sino que acompaña.
En el entrenamiento que fortalece sin castigar.
En la calma que no se impone, sino que se construye.
En los hábitos que nacen de escuchar, no de copiar.
En el cuerpo como reflejo, y en el alma como guía.
En el cuidado que respeta tus tiempos, tus límites y tu historia.

Mi filosofía es simple: vivir con intención.
Y desde ahí, cuidarlo todo.

bottom of page